Equinoccio Prologo

Calor. Sed. Fuego en mi garganta.

Abrí los ojos y lo primero que vislumbré fue lo más hermoso, pero más horroroso que haya visto en mi corta vida.

Mi madre. Con su larga melena lisa oscura, su preciosa cara llena de sudor y sangre.

Sus preciosos ojos marrón chocolate brillaban, no sabía si de felicidad o porque estábamos a punto de morir abrasadas por el fuego abrasador.

Respiré un par de veces y un magnifico  y delicioso olor llego hasta mi. Sin pensármelo dos veces, mordí a mi madre.

        -Bebe hija, bebe mi preciosa Silvia…- esas fueron sus últimas palabras.

Cuando sacie mi sed por completo, sentí unas pisadas de alguien que andaba cerca.

De repente, el mundo empezó a girar y lo empecé a ver todo borroso hasta que cerré los ojos.

Pensé que era la muerte, y me lo merecía, pues había matado a mi madre. Todos los recuerdos de mi corta vida empezaron a desvanecerse hasta que ya no recordé mi propio nombre.

Oscuridad…

Más oscuridad…

No sé si habían pasado días, horas, meses o años, pero de repente noté que alguien me cogía.

-¿Qué clase de criatura es?-preguntó una voz que me pareció la más hermosa del mundo.

-Una híbrida- contesto una voz masculina igual de hermosa que la anterior.

-¿Qué vamos a hacer Carlisle?- así que el hombre se llamaba Carlisle.

-No lo sé Esme,-la dueña de la hermosa voz se llamaba Esme- lo primero es sacarla de aquí, no sé cómo puede haber sobrevivido al incendio, llevémosla a casa y alimentémosla.

-¿Cómo se lo tomarán los demás?

-Ella es casi como nosotros, solo que con su parte humana, no creo que tengan nada en contra de ella.

-Pero Carlisle, su corazón bombea sangre… puede ser un inconveniente para Jasper.

Suspiró. Por lo que tardo en contestar, supuse que se estaba planteando lo que la dijo Esme.

-No podemos dejarla aquí, ya se acostumbraran.-dijo con un tono de preocupación en su voz.

De repente abrí los ojos. Sentí como alguien aguantaba la respiración, ¿tan horrorosa era?

-Es… es preciosa…-susurró la voz de Esme titubeando, la contemplé, era el rostro más hermoso que había visto en mi vida, y nada que decir de los ojos, unos preciosos orbes dorados rodeaban sus pupilas negras.- Déjamela coger- dijo mientras sentía como me transportaban a sus brazos y pude ver la cara de Carlisle, otro que tal, hermosísimo, con los mimos preciosos ojos que Esme- Ven aquí pequeña… ¿cómo la llamaremos?

De repente, sentí que algo duro resbalaba de las matas en las que estaba rodeada. Carlisle, con un movimiento rápido, lo cogió y lo miro.

-Silvia…-dijo con su hermosa voz- bonito nombre, igual que ella y sus preciosos ojos marrón chocolate.

¿Qué tendrían mis ojos de especial comparados con los suyos? Si pudiese hablar, les contestaría que estaban del todo equivocados, pues los suyos estába segura de que eran los más hermosos del mundo en comparación con mis normales ojos chocolate.

-Bueno Silvia-dijo Esme- vámonos a tu nuevo hogar.

Esperar un momento, quise decir, pero solo salió un sollozo de mi boca, supuse que era demasiado joven para hablar, pero… ¿qué extraña criatura era yo?, ¿de dónde había venido?. Supuse que todas estas cuestiones se responderían con el tiempo… Sabía que esto tampoco era el final y que todo acababa de empezar…